Mientras que los dirigentes internaciones no paran de elaborar recetas con las que construirnos un mundo de crecimiento sostenido donde no se sobresalten las expectativas de los inversores, lo cierto es que ya vivimos en un futuro imperfecto en el que coexiste el sinsentido de personas muriendo de hambre junto al despilfarro sistemático de alimentos. Todo ello nos está conduciendo a un mañana apocalíptico en el que no reparan los agoreros de la estabilidad económica, pero que ya se nos presenta a los ciudadanos como algo a tener en cuenta.
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