Los pasados días 8 y 9 de abril nos dimos cita en las Jornadas ‘Otra Economía Está en Marcha’, organizada por Economistas sin Fronteras. Un encuentro, celebrado en Madrid, en el que pudimos dialogar y debatir sobre cuestiones centrales de la Agenda de Desarrollo desde una perspectiva de economía crítica. Encima de la mesa una pregunta, ¿qué otra economía está en marcha?
El viernes por la tarde, el economista italiano Stefano Prato abrió las jornadas con una sesión inaugural centrada en las limitaciones y las potencialidades que presenta el marco global en el que se desenvuelve la Agenda de Desarrollo. Prato nos describió una serie de tendencias globales que amenazan la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Durante las últimas décadas estamos asistiendo a la expansión de la mercantilización de esferas cada vez más amplias de la economía y la política; un proceso de globalización en el que las grandes empresas transnacionales, actores fundamentales en la conducción de este proceso, se adueñan del espacio público. El papel de estas grandes empresas transnacionales en los procesos de toma de decisiones estrechan los espacios democráticos, lo que da lugar a una continua pérdida de soberanía, materializada, por ejemplo, en la firma de numerosos tratados comerciales internacionales.
En este contexto, ¿cuál es el margen de acción política? Prato responde a esta pregunta aludiendo a la violencia cultural a la que estamos sometidos; esa cultura del miedo que cristaliza en una sociedad cada vez más fragmentada y atomizada. En cambio, el economista italiano argumenta que los sistemas de gobernanza deben priorizar y responder ante los Derechos Humanos, en aras de una democratización de la gobernanza internacional. Asimismo, también nos interpela a dejar de pensar en pobreza, encuadrando el debate sobre la misma en un marco más amplio, en términos de desigualdad. Un desarrollo inclusivo y equitativo que pasa por una transformación real de la sociedad, para lo que resulta necesario paliar la marginación pero transformando al mismo tiempo los elementos que la generan.
La tarde del viernes la cerraron Los Econoplastas con una reinterpretación de la fábula del cuento de la lechera. Los siempre afilados Econoplastas, con una versión actualizada de dicha fábula en la que la lechera imagina como conseguir una fortuna mediante todo tipo de artimañas y procesos especulativos, pusieron la nota de humor para cerrar la primera jornada.
El sábado comenzó con una mesa redonda en la que se abordaron dos elementos a todas luces indisociables: economía y poder. Itziar Ruiz-Giménez Arrieta, profesora de la Universidad Autónoma de Madrid, nos habló de la estructura de poder transnacional, unas élites político-económicas que concentran grandes cuotas de poder, y que extraen y acaparan, por ejemplo, buena parte de los recursos naturales que nos son comunes a todos. Para combatir esta realidad habría que partir del cuestionamiento de la hegemonía económica y cultural de las élites, una batalla de las ideas que nos debería llevar, y aquí la ponente aludía al poeta británico Rudyard Kipling, a romper con la “pesada carga del hombre blanco”. En esta línea se expresaba Ignacio Martínez Martínez, profesor de la Universidad del País Vasco, al hablar de las grandes asimetrías de poder en los procesos de toma de decisiones a escala global, en los que el marco de actuación estatal tiene cada vez menos incidencia. Frente a la transnacionalización de los intereses y el poder de las élites, la cuestión que se nos plantea consiste en cómo articular respuestas desde la sociedad civil que se muevan en ese mismo nivel. La línea de actuación a seguir, aun compleja, reconocía el ponente, pasa por la construcción de narrativas alternativas a las hegemónicas y por democratizar los procesos de toma de decisiones a escala supranacional.
En esta misma mesa, José Medina Mateos, de La Mundial, se encargó de caracterizar el “neoliberalismo” como una estructura de poder hegemonizada por la clase empresarial, una opción económica en la que todo lo social es mercantilizable, y una forma de gobierno en la que el papel del Estado queda desdibujado, pasando a desempeñar un rol más centrado en la gobernanza que en la intervención directa en la economía. Para dar la batalla y revertir dicha situación, José Medina abogó por la construcción de democracia y ciudadanía. Por último, el cuarto participante de la mesa, Víctor Alonso Rocafort, doctor en teoría política y miembro del Colectivo Novecento, se interrogaba acerca de si nuestro régimen podría considerarse democrático u oligárquico. En este sentido, pese a los elementos de carácter formalmente democrático que presenta nuestro régimen político, argumentaba el ponente, la política pública en realidad defiende los intereses de los ricos. Estaríamos, por tanto, en un régimen oligárquico en el que la propiedad y el ingreso son los elementos que de facto confieren poder e influencia. La alternativa debería pasar, más que por la rebelión de un partido en el marco parlamentario, por una rebelión ciudadana que empujara una verdadera transformación democrática.
La última mesa redonda de la mañana, bajo el título “repensando la economía”, trataba de incorporar y sistematizar diferentes perspectivas dentro de la economía heterodoxa. En primer lugar, Oscar Carpintero, profesor de la Universidad de Valladolid, conceptualizó el sistema económico como un sistema abierto, subordinado a otro más amplio como es el marco de la biosfera; al contrario de cómo se entiende el sistema económico desde las coordenadas de la economía convencional. Asimismo, Carpintero enfatizó la necesidad de hablar de distribución, de reparto, en un contexto en el que los límites ecológicos suponen serios obstáculos al crecimiento, y en el que el crecimiento per se ya no es un garante o un catalizador adecuado del progreso económico y social. La segunda ponente de la mesa, María Eugenia Rodríguez Palop, profesora de la Universidad Carlos III de Madrid, nos habló de bienes comunes. Vivimos en una realidad en la que nuestra cotidianidad se basa en la existencia de vínculos y necesidades, pues somos seres interdependientes, vulnerables y ecodependientes. La ponente apostaba por cuestionar algunos presupuestos antropológicos, como el egoísmo como principio articulador de la racionalidad. En este sentido, es la comunidad política organizada la que debería redefinir qué entendemos por bien común; y esa comunidad política para el bien común debe apoyar sus cimientos en una democracia deliberativa y participativa, en el autogobierno y desde unas coordenadas de justicia social.
Tras una mañana repleta de ponencias más que sugerentes, llegó el parón para almorzar y retomar fuerzas, pues la tarde también venía cargada de discusiones sin duda interesantes.
Una mesa de diálogo entre Carlos Sánchez Mato, Concejal de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Madrid, y Pablo Martínez Osés, especialista en cooperación internacional y desarrollo, abrió el turno de la tarde. En esta sesión, Carlos Sánchez Mato nos habló de experiencias y procesos vividos en el Ayuntamiento de Madrid, como el aún embrionario proceso de auditoría de la deuda, o algunas cuestiones relacionadas con la política de contrataciones públicas. Sobre lo primero, el concejal del Ayuntamiento de Madrid insistió en la necesidad de incrementar la transparencia en las contrataciones de deuda, pues a día de hoy buena parte de la información incluida en dichos contratos puede quedar oculta y no ser accesible para la ciudadanía. En esta línea, la participación de la ciudadanía en el proceso de auditoría debe ser algo consustancial al mismo. Por último, también hizo alusión a los criterios en los que deberían basarse las contrataciones públicas: dejar de considerar el factor coste y precio como criterio exclusivo de contratación y centrar el foco en la calidad de la prestación de servicios y la calidad del empleo público.
Finalmente, a la última mesa de la tarde se incorporaron tres nuevos ponentes. Erika González, investigadora en el Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL), nos planteó una serie de propuestas para contener la lógica de expansión de las actividades de las grandes empresas transnacionales en países empobrecidos. En primer lugar, esta respuesta debe partir de la resistencia de las comunidades afectadas para frenar la llegada de grandes empresas transnacionales, y para aminorar sus posibles impactos nocivos sobre dichas comunidades. Asimismo, los gobiernos deben exigir mecanismos de regulación y control, poniendo los Derechos Humanos al mismo nivel que el derecho corporativo. Por su parte, Iolanda Fresnillo, de la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda (PACD), abordó la problemática de la deuda, un problema sistémico que actúa como palanca de desposesión económica y social. Ejemplo de ello lo tenemos en la pérdida de soberanía que supuso la reforma del Artículo 135 de la Constitución Española. Por último, Ricardo García Zaldívar, miembro de ATTAC y de la Plataforma por la Justicia Fiscal, hizo alusión a un tema de rabiosa actualidad, los “Panama papers”. Tras explicarnos cómo se articulan estos procesos de evasión fiscal, el ponente pasó a plantear medidas como la Tasa Tobin o una mayor progresividad en el sistema fiscal, elementos que deberían confluir en la configuración de un marco fiscal más justo en términos sociales.
Con esta última sesión se puso el broche final a unas jornadas a las que acudieron cerca de doscientas personas de diferentes puntos de la geografía española. ¿Qué otra economía está en marcha? Para los que no pudieron asistir, próximamente estarán disponibles los vídeos de las diferentes sesiones. En cualquier caso, ¡nos volvemos a ver el año que viene!