Este mes en #EntrevistESS: El Salto, una organización diferente para ofrecer información diferente.

Hablamos con Aníbal Hernández , responsable de la parte de Administración y Contabilidad de El Salto, y Clara Figueroa, responsable de Publicidad de El Salto y coordinadora de Edita, la agencia de diseño gráfico. Sin embargo, no se limitan a realizar exclusivamente esas funciones: ambos, y el resto de personas que trabajan en El Salto, se hacen cargo de la gestión de la cooperativa, que va mucho más allá del proyecto informativo.

El Salto nace en 2017 a partir de Diagonal y los numerosos colectivos y personas con las que el medio había colaborado en sus más de diez años de historia. Para reflejar fielmente esta estructura en red, compleja y diversa, una cooperativa integral (que abarca a la vez una cooperativa de personas usuarias y consumidoras y una cooperativa de personas empleadas) era la forma jurídica óptima. Es más, Aníbal y Clara señalan que, ya desde su creación, para El Salto no existía otra organización posible que no fuera la cooperativa, ni otro espacio que no fuera la Economía Social y Solidaria. 

Ahora bien, ¿Cómo se organiza un medio multidisciplinar, multiterritorial y crítico de forma horizontal? Un elemento clave es la estructura orgánica del proyecto. Por un lado, las decisiones estratégicas, de gran calado o estructurales se toman de forma plenaria. Por otro, las decisiones sobre el funcionamiento diario de la organización, cotidianas o de resolución de problemas, se consensuan en la asamblea de personas empleadas. Las secretarías de participación se encargan de convocar y organizar las asambleas, además de hacer una labor de dinamización e información. Estos tres elementos sustituyen las jerarquías al uso y los cargos de superior o jefe.

Dentro de este paraguas, los distintos nodos de El Salto (El Salto Radio junto con las seis ediciones territoriales) ejercen sus competencias de autogestión. Para garantizar su independencia, tienen un presupuesto independiente en función de las suscripciones propias, así como acceso a los recursos comunes según lo necesiten y capacidad para definir sus líneas editoriales dentro de unos márgenes amplios. Clara lo resume al definir a El Salto como “un medio confederado”.   

Desde el punto de vista económico, Aníbal explica que las suscripciones suponen un alto porcentaje de la financiación del proyecto, algo que El Salto heredó de Diagonal. De este modo, se trata de un modelo ya consolidado y que permite que los ingresos por publicidad, servicios a terceros o donaciones jueguen un papel relativamente pequeño. Respecto a la financiación externa, recibieron un préstamo inicial de Coop57 y otro préstamo más reciente de Fiare y la Fundación Finanzas Éticas. Es más, El Salto no opera con la banca tradicional, sino con bancos cooperativos, bancos éticos o cooperativas de crédito. 

Una de las marcas de identidad de El Salto, y uno de los mejores ejemplos para ilustrar cómo estructuras organizativas y económicas alternativas se traducen en servicios alternativos, es su postura férrea contra el contenido patrocinado o “la publicidad con aspecto de información”. Esto significa que hay una tipología de empresas que no se pueden anunciar en El Salto, incluyendo cualquiera que cotice en el Ibex 35, pero también se necesita conocer la actividad de la entidad, qué quiere anunciar e incluso cómo pretende hacerlo. En definitiva, El Salto retiene por completo el control en todo lo que se refiere al contenido, y esto incluye a la publicidad. Clara y Aníbal admiten que esto se traduce, lógicamente, en una pérdida de posibles ingresos, ya que esta práctica está además muy valorada en el mercado y las tarifas pueden alcanzar precios relativamente altos. Sin embargo, están de acuerdo en que lo que pierden en anunciantes lo ganan en credibilidad y libertad informativa, rasgos que sus lectores observan y aprecian, aun cuando desde el proyecto no se hagan campañas de comunicación activa sobre la existencia de estas líneas rojas. 

¿Qué le depara el futuro a El Salto? Otro de los grandes logros de este medio ha sido demostrar que, para una entidad que se enmarca dentro de la Economía Social y Solidaria, es posible no quedarse en los márgenes. Aníbal comenta que se dio un aumento notable de suscripciones y visitas en 2020 y 2021, y que ahora ve al proyecto en una etapa de consolidación. De este modo, en la actualidad se están estabilizando una serie de cambios estructurales y servicios nuevos, con el objetivo de alcanzar un nivel de suscripciones que les permita hacer inversiones para seguir creciendo y mejorar las condiciones de las personas empleadas. 

En palabras de Clara,  “ya no somos gente de 20 años empezando un proyecto comunicativo como podía, sino que somos personas de 40 siendo conscientes de que tenemos una cooperativa y de que tenemos una responsabilidad civil y social, y haciendo las cosas cada vez mejor”.

Conoce el proyecto El Salto

 

Disfruta del video    https://youtu.be/9jCPPfU0gCw

 

 

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