El pasado 26 de abril asistimos a un acto sobre finanzas éticas en el marco de la Economía Social y Solidaria. En este acto, celebrado en el CSO La Ingobernable, algunos compañeros de Oikocredit presentaron su proyecto.
Oikocredit es una entidad que permite que los servicios financieros puedan realizarse de otra manera, basándose en la ayuda a las personas más desfavorecidas. Esta organización surge en el año 1975 en Holanda buscando la inversión en finanzas éticas, siendo un banco cooperativo que reinvierte lo aportado en proyectos para el sur, y actualmente se encuentra inmersa en el Mercado Social.
Generalizando un poco habría que destacar que el auge de las entidades de finanzas éticas se ha fortalecido a partir de la crisis del año 2008, sobre todo por no basarse en la actividad especulativa imperante en las entidades financieras tradicionales.
Esta organización es capaz de ofrecer distintos tipos de rentabilidades como la medioambiental (cuya importancia va en aumento con el paso de los años), social y la económica (en torno al 2%). Actualmente opera en 71 países ofreciendo créditos e inversiones a instituciones de microfianzas, cooperativas, organizaciones regidas por el comercio justo y PYMES, no apoyando proyectos presentados directamente por particulares. Ofrece estas ayudas sin centrarse en un único sector de la economía, y con preferencia por aquellas organizaciones en las cuales la presencia de la mujer es predominante, y siempre microfinanciando con criterios de gestión sostenible y solidaria, por los que antes de recibir la ayuda el proyecto debe cumplir unos requisitos. Centrándonos en sectores como el energético podemos ver que no actúa buscando competir con multinacionales, sino que busca impulsar cooperativas, apoyando proyectos de autorregulación y de trabajo con placas solares.
Asimismo, el compromiso y acompañamiento de Oiko credit se puede observar en las ayudas técnicas que aporta para que los proyectos que financia salgan adelante de la mejor manera posible, dándose esta ayuda desde una oficina situada en el propio país que se encarga de apoyar a más de una actividad o proyecto. Otra de las labores de estas oficinas regionales es evaluar los proyectos que le llegan en busca de financiación, con apoyo de la oficina de Holanda.
Otro de los puntos a destacar es que los criterios que utiliza son dinámicos, buscando de esta manera que se vayan depurando y adaptando a las distintas comunidades y proyectos.
Por último, de su situación es España podemos destacar que funciona por asociaciones en Barcelona, Euskadi y Sevilla. Y actualmente se encuentra en diálogo con el Centro Nacional del Mercado de Valores y el Banco de España para conseguir un respaldo, pero sin que estos organismos puedan decidir sobre los proyectos.
Marta Poza, Voluntaria de Economistas sin Fronteras.