Gobierno Corporativo: la fuente de la verdadera responsabilidad social

Por Beatriz Fernández Olit, coordinadora del área de RSC e inversiones éticas de Economistas Sin Fronteras Artículo publicado en la revista digital AGORA buen-gobierno-e-impacto-en-RSE El gobierno corporativo es a menudo tratado de forma independiente a la responsabilidad social corporativa. Aunque los análisis académicos y las más diversas definiciones de la RSC suelen incorporarlo como una más de sus dimensiones, lo cierto es que disfruta de un protagonismo y un espacio propios. No es que me sorprenda este fenómeno, al contrario me parece oportuno: ¡ojalá todas las dimensiones en las que podemos hablar de RSC coparan la misma atención mediática e institucional![space height=»HEIGHT»] Me sorprende más que otros ámbitos, como el medio ambiente, no generen la misma expectación cuando hablamos del comportamiento empresarial. Pero existen buenas razones para explicar la importancia primaria del buen gobierno:[space height=»HEIGHT»] 1º- El grupo de interés más directamente relacionado con el gobierno corporativo son los inversores o propietarios. A estas alturas nadie debe de engañarse respecto a que, pese a toda la teoría multistakeholders, hay grupos de interés y GRUPOS DE INTERÉS. En efecto, los accionistas de sociedades cotizadas disfrutan de legislación que protege sus intereses y expectativas, como el Código Unificado de Buen Gobierno. Además, la transparencia empresarial, financiera y no financiera, se organiza en función del calendario de relaciones con los inversores.[space height=»HEIGHT»] 2º- Existe también un claro consenso respecto a que la RSC tomada en serio ha de emanar directamente desde el más alto nivel de dirección, desde la presidencia. Hemos visto cómo los impactos sociales y ambientales han ido haciéndose hueco en los comités de riesgos de los consejos de administración, generalmente obligados tras enfrentarse a conflictos con los grupos de interés. Recomiendo un ejercicio muy ilustrativo para conocer el grado de veracidad con el que se aplica la RSC en la gestión de la empresa: leer el informe anual de gobierno corporativo y el del comité de riesgos (si existe). Esta forma de medirla es mucho más directa y fiable que la revisión de extensas memorias de sostenibilidad, que tienen una gran parte de contenidos cosméticos.[space height=»HEIGHT»] Ahora fijémonos en la actualidad de los medios de comunicación y veremos que el gobierno corporativo copa bastantes titulares. La verdad es que destaca el caso de la banca, y actualmente de una entidad concreta, pero en cualquier caso, estos casos son ilustrativos en cuanto a que la responsabilidad social no puede quedarse restringida a un apartado de noticias específicas, sino que subyace en buena parte de la información que se ofrece de las empresas.[space height=»HEIGHT»] Para la banca, el enfoque de interés debido a accionistas puede chocar con el debido a la sociedad y, en particular, a los grupos más vulnerables. El mercado natural de las antiguas cajas de ahorro incluía precisamente a aquellas personas, colectivos y entornos con menores recursos y mayor vulnerabilidad. Ahora vemos en las noticias grupos de ancianos, mayoritariamente de clase trabajadora y poca cultura financiera que han sido afectados por las preferentes, y por otro lado asistimos a escándalos entre las cúpulas directivas de la banca, como el de las tarjetas black de CajaMadrid, y lo podemos ver como una acumulación de problemas, una cosa más, o podemos intentar relacionar ambos fenómenos.[space height=»HEIGHT»] La clave está en el tipo de gobierno que se estaba ejerciendo: ¿Se valoraban los riesgos sociales y ambientales? ¿Se pretendía transparencia? ¿Se medían los impactos, no ya de la propia venta de productos financieros, sino de las potenciales infracciones fiscales de este opaco beneficio de los consejeros?[space height=»HEIGHT»] Al no ser una empresa cotizada, parece que ni las recomendaciones de buen gobierno había que seguir, pero lo que queda claro es que la responsabilidad social no se superponía a las dinámicas del consejo de administración. Más penoso resulta cuando valoramos que en ese momento, buena parte del capital de la entidad estaba en manos públicas, es decir, que ni siquiera podemos entender que los intereses de ambos grupos (clientes-preferentistas y propietarios) pudieran ser opuestos. El mal gobierno por el mal gobierno.[space height=»HEIGHT»] Pero llegó el momento de la salida a bolsa, y la nueva entidad, con renovado consejo de administración, comenzó falseando  —supuestamente— sus cuentas. El efecto, 350.000 pequeños accionistas, que en buena parte eran clientes de la entidad y que de nuevo pretendían gestionar con tiento sus ahorros de toda la vida, veían su inversión reducida a cero[1]. ¿Quizá, como la entidad acababa de comenzar a cotizar, era demasiado pronto para aplicar principios de buen gobierno y transparencia? El colmo de este caso es que el interés del consejo de administración chocaba frontalmente con el de los accionistas–propietarios. ¿Alguien piensa, con semejante panorama, que la directiva podía estar atendiendo responsablemente a otras cuestiones y riesgos de ámbito social o ambiental? Afortunadamente la situación ha cambiado (la directiva de la entidad ha cambiado de nuevo) y, parece que ha modificado en buena medida —no se sabe si por el ‘efecto palo’— las dinámicas sobre RSC y buen gobierno, incluida la composición del consejo y las asunciones de las comisiones de auditoría y riesgos en esta materia. Queda por ver los resultados, pero a priori ofrece mayor confianza.[space height=»HEIGHT»] Reitero mi recomendación de que ustedes, cuando quieran conocer el grado de madurez de la RSC de una empresa en España, cojan un informe de gobierno corporativo y lo lean —tiene muchas menos fotos que las memorias de sostenibilidad, pero es mucho más entretenido de lo que parece—. Además, algunas secciones son francamente divertidas, en especial las explicaciones que se dan para considerar que no hay desigualdad de género en la composición de los consejos, cuando la media del Ibex 35 en porcentaje de consejeras suele rondar el 10%. Y si deciden leer una serie temporal de informes, entre los publicados desde el lanzamiento del denominado Código Conthe en 2006, probablemente entiendan con mucha más profundidad algunas de las controversias relacionadas con la RSC de las empresas españolas. Nota: [1] «El juez fija en 800 millones la fianza a la antigua cúpula de Bankia«, El País, 13 de febrero de 2015.  

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