El grupo de voluntarios de Economistas sin Fronteras de Granada se ha reunido en las dos últimas semanas para debatir acerca de la Agenda 2030, temática sobre la que versarán las jornadas Otra Economía Está en Marcha los días 8 y 9 de abril en Madrid.
Tomando como referencia los anteriores Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), creemos que los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) suponen un avance positivo ya que intentan superar y complejizar los ODM. Los 17 objetivos y 169 metas buscan enlazar cuatro dimensiones: ecológica, social, económica y de gobernanza, a la vez que suponen una mayor implicación de todos los países, no solo los más pobres. Ahora los objetivos se plantean y se evalúan para todo el mundo, incluidos aquellos países que cuentan con un elevado nivel de desarrollo económico.
Sin embargo, surgen serias dudas respecto a la financiación de la agenda, en especial en aquellos objetivos referidos a la fiscalidad, que se diluyen entre frases como “incrementar el esfuerzo”. En la cumbre Addis Abeba celebrada en el verano de 2015, se puso de manifiesto la escasa voluntad de los gobiernos para otorgar financiación, delegando responsabilidades en la iniciativa del sector privado. También se cuestiona la influencia que los lobbies y empresas transnacionales (ETNs) han podido ejercer en la configuración de la agenda. Corremos el riesgo de que la agenda se convierta en el caballo de troya para profundizar en la globalización neoliberal que ya está demostrando ser insostenible. ¿Estamos profundizando en el llamado “capitalismo verde”? ¿Es realmente, el desarrollo humano sostenible, un concepto del todo válido?
Es en este apartado, en la participación de los países ricos, donde surgen el mayor número de dudas y preguntas al respecto. Nos gustaría hacer énfasis en la mala utilización del término “países ricos” y «países pobres». Tradicionalmente, se ha identificado a los países ricos con aquellos con un nivel de desarrollo material elevado. Creemos que la riqueza de un país no debe relacionarse únicamente con la abundancia de bienes y servicios, ya que hay muchas otras formas de riqueza (cultural, ambiental, social…) que no son tenidas en cuenta. El problema surge principalmente por usar el Producto Interior Bruto como indicador de bienestar de un país, reduciendo la medición del nivel de vida a contar cuántos productos es capaz de generar. Siendo un hecho que los actuales indicadores asiduos de desarrollo no describen con exactitud la realidad, se debería empezar por utilizar los que fuesen más fieles. De tal forma, los países ricos se darían cuenta de cómo verdaderamente vive su población y la población de los países en vías de desarrollo. Esto podría conllevar a un cambio en el tipo de medidas aplicadas, debido a que se tendrían unos indicadores más rigurosos sobre los beneficios reales de ellas.
En esta nueva Agenda 2030, se trata de abordar la pobreza como resultado de la desigualdad, por lo que se debe minimizar ésta última, tanto en países pobres como países ricos. Para conseguirlo, sobre todo en los denominados países pobres, los países de mayor nivel de desarrollo económico deberían cooperar con ellos pero no de forma oportunista. Es necesario entonces un cambio de mentalidad y de modelo económico que les haga no solo guiarse por fines de rentabilidad y beneficios a la hora de invertir. También planteamos, la posibilidad del crecimiento endógeno para evitar la dependencia de los países pobres de los ricos. ¿Es realmente viable la teoría de David Ricardo sobre la especialización de los países? Por otro lado, es necesario que los países empobrecidos vean a los ricos como aliados, ¿cómo lograr que los países ricos empiecen a pensar en términos globales y apoyen no sólo con la política de cooperación sino con las políticas comerciales, financieras, fiscales, estabilizadoras,…?
Para cambiar el actual modelo económico, es muy necesaria la regulación de las ETNs. Ya que las hay con facturaciones al año mayores que el PIB de ciertos países, por lo que su peso en las decisiones mundiales es cada vez mayor, en un mundo en el que el dinero lo es todo. A esto también cabe sumarle las relaciones entre el poder político de los países con los altos directivos de estas empresas, dando lugar incluso a puertas giratorias entre ambos cargos. ¿Cómo rompemos esas relaciones de poder? ¿Qué solución damos también para el mal necesario de las ETNs que crean puestos de trabajo en los países pobres, pese a lo que esto conlleva (explotación, desigualdad, violación de los DDHH,…)? ¿Realmente sirve la ONU como organismo supranacional para lograr consenso de todos los países, para evitar estas prácticas antisociales que dañan a la mayoría de la población mundial? ¿Por qué no?
Lo más cercano y a nuestro alcance, sería votar un gobierno que impulsara medidas, primero desde el ámbito nacional, para la consecución de los ODS. Debemos leer los programas electorales de los partidos, prestando atención y relacionándolos con los objetivos propuestos por la Agenda 2030. Pero un país sólo tampoco puede cambiar el rumbo de todo un planeta, es necesario trabajar a otros niveles: regional, supranacional, internacional, y conseguir la confluencia con otros gobiernos que también lleven la intención en sus programas de cumplir con los ODS.
Quedan muchas medidas regulatorias por poner en marcha y otras muchas ya firmadas y no cumplidas. ¿Qué medidas regulatorias nuevas proponen los ponentes? ¿Qué mecanismos para hacer cumplir los pactos, leyes, reglamentos que ya han firmado los países? Por otro lado, las políticas de educación son importantes pero son un cambio muy, muy, a largo plazo. La situación actual implica urgencia, y por ello hay que poner en marcha otras soluciones a medio plazo.
El clima general es de pesimismo respecto al cumplimiento de los objetivos y la solución a la pobreza y la desigualdad con esta nueva Agenda recién aprobada, ya que no se perturban las bases del sistema económico causante precisamente de estos males. Sin embargo, creemos que es importante no caer en el catastrofismo y ver las luces del acuerdo, para potenciar esos puntos positivos y avanzar hacia un modelo diferente. Ha habido una elevada implicación por parte de movimientos sociales en la configuración de la agenda, y es importante que exista este marco general de objetivos para poder ejercer presión y discutir sobre su cumplimiento. Los ODS también sirven como herramienta para dar visibilidad a temas que no estaban en la agenda pública, y ayudan a que los ciudadanos tomen conciencia social y vayan generando cambios desde la base. Todavía queda mucho por construir, y cuanto más se discuta y presione, más posibilidades habrá para que se cumplan los objetivos.
En este sentido, creemos que las jornadas de Otra Economía Está en Marcha serán un gran aporte al debate de la Agenda 2030 y al avance hacia modelos alternativos desde un enfoque crítico. Estamos deseando escuchar a los ponentes y plantearles todas las preguntas que han surgido a lo largo de las reuniones.
¡Nos vemos en Madrid! si no puedes asistir, te invitamos a seguirnos en twitter y en facebook donde estaremos dando cuenta de los debates de las jornadas.
