‘¿Otra economía es posible siguiendo la agenda 2030 o hay que seguir con otras alternativas en marcha?’, por Enrique Gómez

El mojado fin de semana del 9 y 10 de Marzo se ha celebrado en Madrid la V jornada Otra Economía está en Marcha. Hubo muy buen ambiente, otra vez se llenó y rebosó juventud. Las pilas estaban cargadas después de la huelga feminista del jueves previo para repensar alternativas al modelo económico imperante. La necesidad de incluir el conocimiento de otras ramas de las ciencias sociales para poder explicar la economía se plasmó en la presencia como ponentes de una socióloga, Saskia Sassen, una arqueóloga y profesora universitaria, Almudena Hernando, una ingeniera-antropóloga-activista, Yayo Herrero y un filósofo, Santiago Alba. Un contrastado grupo intelectual multidisciplinar, marcadamente femenino, cuestionando el capitalismo.

Generalmente se ha valorado positivamente la Agenda de Desarrollo para 2030 de la ONU y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y 69 Metas, evolución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Sus cinco ejes son planeta, personas, prosperidad, paz y alianzas. Se pone en valor en esta agenda su carácter más universal, cubriendo más necesidades de desarrollo que anteriores, como la importancia del medio ambiente dentro del desarrollo; la conexión entre erradicación de la pobreza y sostenibilidad; la universalidad de los objetivos, la mayor ambición cuantitativa y cualitativamente frente al anterior marco ODM; su potencial transformador a nivel global, tratando de lograr nuevos resultados; y el seguimiento de los objetivos mediante sus metas. Sin embargo, transcurridos dos años, los resultados no parecen brillantes. El hambre vuelve a aumentar después de 15 años, afectando a una de cada diez personas según la FAO; el trabajo infantil afecta a 152 millones de menores; se constata el cambio climático con temperaturas por encima de la brecha histórica mes tras mes; la desigualdad crece. La ONU reconoce abiertamente el peligro de los conflictos bélicos, el nacionalismo creciente y la violación de los derechos de las personas migrantes y refugiadas, donde la tragedia del Tarajal nos vuelve a poner en el mapa internacional.

El viernes, Saskia Sassen centró su exposición en el fenómeno de la expulsión, señalando el citado aumento de la desigualdad y la pobreza. Explicó el cambio de modelo de economía financiera de cambiar derivados por bienes tangibles, la inversión en propiedades como garantía en sus operaciones, dejando propiedades vacías. Catalogó esto dentro de la economía extractiva, drenando recursos de hogares modestos. Su definición del proceso de expulsión es extrapolable a España y a Europa, con 8,5 millones de parados del larga duración según la OIT, el 63% llevando en esta situación 2 años o más. La invisibilidad de los desplazados nos ha estallado recientemente con la muerte del senegalés Mame Mbaye en Lavapiés, después de llevar 12 años en España en situación irregular. La apuesta de Saskia por desestabilizar el modelo dentro de las grandes ciudades, que la sociedad civil tiene margen de resistencia es una idea que comparten y por la que están luchando los llamados Ayuntamientos del cambio, como indicó Carlos Sanchez Mato en las jornadas de 2016. En la Agenda 2030, abiertamente neoliberal, se apunta la reflexión de cómo regular el sector privado, pero no se va más allá, no se plantea realmente poner límites a unas dinámicas extractivas que generan expulsión.

El sábado Almudena Hernando explicó su visión de la fantasía de la individualidad. Explicó el desarrollo del concepto de individuo como equivalente a persona desde el siglo XVII.  Podemos encontrar en estas fechas un paralelismo con el cambio de modelo económico del feudalismo al capitalismo. Señaló que en un universo que es inabarcable para la mente humana son necesarios mecanismos como la pertenencia al grupo. Explica que en la modernidad aumenta la división de funciones y la interacción con personas en otras esferas de especialización. Esta división de funciones, necesaria para el capitalismo, es cada vez mayor. Señala que a individualidad genera ansiedad, explicando que la generación de deseos, cumplir objetivos y satisfacerlos es lo que da seguridad. Podemos encontrar el motor del consumismo en este mecanismo. La identidad relacional se niega pero se necesita. El neoliberalismo tiene una individualidad dependiente con orden patriarcal. El pensamiento neoliberal patriarcal recalca que lo único importante es el yo, la ciencia, la tecnología y el cambio.

Sostiene que la individualidad no se puede sostener, sabemos que solos ante el mundo no podríamos, pero reproducimos el discurso de la individualidad constantemente. La vida no tiene sentido si sólo se piensa y no se siente, sin vínculos emocionales que sustenten y den estabilidad, la individualidad no se sostiene. Entiende que el discurso neoliberal patriarcal está cambiando debido a un cambio en las mujeres individualizadas en la modernidad. Ellas son más conscientes de que la individualidad no se sostiene sola. Las mujeres en la modernidad leen, escriben, se empoderan, pero no quieren dejar la identidad relacional. Las mujeres individualizadas tienen contradicciones. La individualidad da potencia, pero es imposible sin las relaciones. Señala que se ha vendido el discurso del individualismo mientras las mujeres han sostenido los vínculos y las relaciones. No es posible un mundo sin identidad relacional, sin mujeres, sin naturaleza. Señala que un orden económico sostenible debe conjugar los dos órdenes de la sociedad humana. La necesidad de las relaciones humanas frente a la atomización del neoliberalismo entronca con la crítica marxista al capitalismo por generar alienación y con los cuidados y el ecofeminismo. La Agenda 2030 no plantea otro mecanismo económico que no sea el crecimiento, realmente a través del consumismo, de la necesidad de consumir más para satisfacer esas necesidades que no tienen fin. No se plantean otras economías no basadas en el crecimiento.

Cerraron la mañana Yayo Herrero y Santiago Alba. Santiago recogió el concepto del extractivismo señalado por Saskia, indicando que no se limita al petróleo y los minerales, existe también en las operaciones financieras. Explica que la explotación del tiempo en términos extractivistas genera una ilusión de inmortalidad, que nos alejamos cada vez más del cuerpo, entendido como objeto frágil, vulnerable y valioso. Indica que lo que introduce valor en el cuerpo humano son los cuidados. Yayo pone el énfasis en  los límites físicos. Desde los años ochenta los humanos no vivimos con cargo a lo que la naturaleza puede generar, sino esquilmando los recursos futuros, comprometiendo nuestra propia supervivencia como especie. Subraya que el ser humano es ecodependiente. Vivimos en la ficción de que podemos vivir independizados de la naturaleza, de nuestro propio cuerpo y de la relación con los demás. Esta fantasía solo se sostiene sobre la lógica del dominio: sobre otros territorios y sobre otros cuerpos.

Su debate se centró en el neoliberalismo y el ecofeminismo, abordando que el capitalismo se desarrolla con una ilusión infinita ignorando la dependencia humana en la naturaleza y los cuidados. El dinero se transforma en una creencia, la lógica del sacrificio para lograr el crecimiento, por lo que necesitamos una política y una economía que se hagan cargo de la extrema vulnerabilidad de la vida y de la consciencia de la capacidad ya sobrepasada de la naturaleza de garantizar nuestro sostenimiento. Se puso de manifiesto la necesidad urgente de un aterrizaje forzoso en los cuerpos y en la tierra. En contraste, la agenda se basa en que todo crece en el mismo sentido, por lo que no plantea suficientemente el crecimiento ni la transición de los sistemas de producción. Persiste el modelo de desarrollo basado en el crecimiento económico como pilar fundamental, sometiendo a la dimensión económica la social y la ecológica, que se puede interpretar contradictorio con el desarrollo sostenible. Se mantiene la sostenibilidad corporativa, mantener el negocio de las empresas, y el neoliberalismo como forma de gobierno. La gestión política neoliberal de la agenda prioriza crear ambientes idóneos para las empresas, gobernanza más que intervención y empresas proveedoras de derechos, transformando ciudadanos en clientes.

Pese a que la agenda aparece claramente el concepto de universalidad de los objetivos, planteando que todos los países han de lograrlos no genera responsabilidades, va desde la voluntariedad. En la agenda se especifica que el compromiso de los objetivos será voluntario por cada estado, aplicándolo según considere, por lo que se pone en cuestión la universalidad. Un informe del 2017 de la Federación de Plataformas de ONG de Desarrollo Europea (Condord) reflejaba que el 70% de los países europeos no tenían ni la organización ni los procesos definidos para llevar a cabo la agenda y sólo un 18% disponían de espacios específicos de participación de la sociedad civil. Según el índice ODS elaborado por REDS en 2017, España ocupaba el puesto 23 de 34 de la OCDE en nivel de cumplimiento, destacando negativamente la disminución de la Ayuda Oficial al Desarrollo, las emisiones de gases de efecto invernadero y la falta de estrategia activa de protección del océano. Estos objetivos pueden tomarse como un principio para armarlo con más políticas sociales y de desarrollo, pero ésto no está en la agenda de las naciones y es una agenda muy contradictoria en objetivos como reducción de asentamientos urbanos, reducción del cambio climático, reducción de desigualdades y protección de los océanos. No hay capacidad coercitiva en la ONU para que se cumpla la agenda. No se tiene en cuenta una fiscalidad mundial, siendo innegociable para un sistema neoliberal. La necesidad es imperiosamente formar e informar a la sociedad civil para organizarse y llegar más allá de lo que plantean los ODS, librando la batalla de las ideas contra los think tanks neoliberales con intelectuales progresistas, como las ponentes de este ciclo o el científico, recientemente fallecido, Stephen Hawking, que clarifiquen la insostenibilidad del modelo económico actual y expongan las alternativas.

Una respuesta a «‘¿Otra economía es posible siguiendo la agenda 2030 o hay que seguir con otras alternativas en marcha?’, por Enrique Gómez»

  1. Al parecer no saben de que estan hablando en este articulo. Esta claro que la Agenda 2030 no pretende salvar los oceanos, ni mejorar las condiciones de vida, sencillamente pretende adoctrinar a la poblacion en ideologias LGBT, destruir las familias, la religion y cualquier manifestacion de estructura social tradicional, con el fin de tener más control sobre individuos aislados, y asi controlar el rumbo de la economia a gran escala. Es muy ingenuo pensar que esa Agenda en realidad quiera "salvar" al planeta. Por otro lado aplaudo que alguien ya esta sospechando que la Agenda no es como la han querido vender. Las "ecofeministas" sencilla e ingenuamente han contribuido a esa agenda haciendo eco de que el 'mundo se va a acabar' con el calentamiento Global, sin sospechar que benefician a las grandes transnacionales quienes son las que se beneficial al final de cuentas. Ojalá encontremos otro camino hacia el futuro.

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