Los pasados días 8 y 9 de Abril se celebraron las terceras Jornadas de «Otra economía está en marcha» , con ellas se pretendía concienciar de que las sociedades evolucionan, y cada vez hay una mayor interdependencia entre países;. Además otros temas como la pobreza y desigualdad deben tener sentido en un marco global; para ello se intentó dar a conocer la Agenda 2030 pero desde un punto de visto político y qué ocurre con los poderes de negociación en esta sociedad y las consecuencias que tienen los intereses propios.
Primero que nada hubo una reunión con todos los becados, para comentar nuestras tareas
participativas en redes sociales, crónicas, resúmenes… Siendo redes sociales uno de lo más
escogido básicamente porque internet es una vía efectiva y rápida para hacer llegar estos tipos
de encuentros y concienciar, si se puede, de un posible cambio.
Empezamos con una introducción de lo que veríamos en las próximas ponencias de la mano de
Stefano Prato hablándonos sobre una sociedad para el desarrollo internacional: -¿Qué
economía para qué desarrollo?- cuya intervención fue completa en inglés.
La economía en la que vivimos se encuentra en un proceso de comodidad donde sólo nos
interesa la expansión sin tener en cuenta el medio ambiente: «¿Cuántas políticas son
realmente buenas y convergentes al desarrollo sostenido?». Nos explicó que hay una diferencia
entre la economía real y la que veíamos día a día. Aprendimos que habíamos llegado un punto
de globalización que no importaba dónde estuviéramos ya que lo único que cambiaba con
respecto a los demás era la moneda de cambio, en el caso de viajar fuera de Europa, ya que
podíamos encontrar bienes y servicios iguales en cualquier parte del mundo, y que lo cuando
pensamos en desarrollo debemos tener en cuenta la calidad y la cantidad por igual. Recalcó
con un ejemplo la idea de Trampa de pobreza, la cual consiste en dar un poco para salir del
bache pero no para que ese individuo o sociedad salga adelante por medios propios sin
depender de nadie, que son las políticas que se establecen realmente contra la pobreza o
desigualdad. Nos expresó algo que mucha gente ha sido capaz de avistar cuya idea es que el
dinero destruye las relaciones interpersonales y profesionales, así como que sobrevivimos
cuando somos capaces de hacer frente al miedo. Finalmente nos introdujo la idea de la nueva
Agenda 2030, sucesora de la agenda 2015 la cual no ha sido conseguida.
Después de un breve debate y descanso, tuvimos una intervención por parte de «Los
Econoplastas» haciendo una representación del cuento de la lechera pero desde un punto de
vista de la sociedad hoy en día, qué haríamos consiguiendo con la relaciones interpersonales,
pero con una moraleja, o al menos yo lo entendí así: sueña y con cuidado, pero sueña y actúa.
El sábado comenzamos la mañana con fuerza hablando del los poderes en el mundo, en el
sentido de: a más dinero tenemos, más influencia tenemos. Para ello contamos con la
presencia de Itziar Ruiz profesora en la UAM y una cita destacable-Somos un lobo del hombre
para el hombre- , se ha establecido el capitalismo como única forma de vivir sin tener en
cuenta que existe una economía social por y para la sociedad que podría permitirnos vivir más
felices, sin envidias, sin miedos, sin acaparar por desposesión como recalcaba Itziar. Que el
poder llama al poder, como el dinero y al final eran unos pocos que movían toda la economía
por la que vivían billones de personas.
Seguida de ella, de la mano de José Medina de la Mundial nos explicó cómo funcionaría la
Agenda 2030 en relación a las empresas transnacionales las cuales se centrarían en la
sostenibilidad corporativa sin que la maximización del beneficio siguiera siendo único y mayor
objetivo, intentando crear una nueva idea como: el filantrocapitalismo. También nos explicó
cómo poco a poco habíamos pasado de clases trabajadoras a definir a clases capitalistas y que
fue entonces cuando se tuvo más en cuenta el hecho de la desigualdad como efecto indirecto
en la sociedad. Además remarcaba que el poder funcionaba como el marketing y que nos
movemos por quienes tienen más poder, poniendo un ejemplo sobre dos personas que nos
den dos soluciones iguales y haremos caso a quien es famoso y no a un viandante cualquiera.
Como últimos dos partícipes fueron Ignacio Martin (UPV) y Víctor Alonso Rocafort (Colectiva Novecento), en la misma línea de los anteriores, el primero remarcaba que con el poder, en definitiva, se crean unas causas reales de interdependencias donde siempre uno acaba teniendo más, se crea una brecha y el poder se concentra en una sola parte. Y Víctor nos hacia una pregunta: ¿Nuestro régimen es realmente democrático o estamos en oligarquía? «Porque haya elecciones no significa que haya democracia». Tras estas intervenciones, y como prometía el programa se habría un debate como al final de todas las mesas, donde uno de los presentes afirmó: cuando hablamos de la agenda 2030, realmente lo hacemos sobre un papel mojado, ya que los que tienen el poder acabarán haciendo lo que quieran, entonces… ¿Cómo podemos luchar contra esa ambigüedad de sabemos que es una solución viable, nos dan la oportunidad de llevarla acabo pero sin embargo a la hora de la verdad no quieren? Tras el descanso merecido y una extensión de la mesa más allá del horario, se habló de una economía ecológica y de los comunes; debíamos haber tenido otra ponencia para hablar sobre economía feminista pero Carmen, la ponente, no pudo asistir al encuentro. Para unir los dos conceptos y entender las dos ponencias en conjunto, como debería funcionar toda la conferencia, es decir, tenerlo todo en cuenta, Oscar Carpintero (Economía Ecológica) nos explicó que los bienes (mercancías) funcionan como la energía «ni se crea, ni se destruye», la tierra se llena de restos de cosas que no hemos utilizado, lo que reconoceríamos en términos económicos como «males» , y el planeta no tiene propiedad, lo que trató de explicar Maria Eugenia Rodríguez (profesora de derecho) dando una definición de E. Ostrom, para hacer una pequeña e importante clasificación: la diferencia entre el bien común y la propiedad común es que la segunda es excluible mientras que el bien no tiene dueño. La tierra sería nuestro bien y los poderes se hacen cargo de ella a su antojo negando el buen uso por parte de otros. Un debate, un respiro de dos horas para comer, y al volver no nos encontrábamos con un dialogo para hablar de las interdependencias globales entre Pablo Martínez (Especialista en cooperación internacional y desarrollo) y Carlos Sánchez (Ayto. de Madrid) quedaron de acuerdo en el hecho de que aun existiendo capacidad para cambiar las cosas, los altos cargos o poderes como se ha ido comentando todo el rato, que desean cambiar las cosas trabajan con las manos atadas. Se comentaba a la vez la diferencia entre la crisis de Grecia y la española, el hecho es que la primera tiene inconsistencia económica y social y España sólo social. Por último, como mesa redonda de cierre del encuentro nos encontramos con Erika González investigadora del observatorio de multinacionales en América Latina explicando cómo las empresas internacionales explotan países empobrecidos, empobreciéndolos más para hacer más ricos a los ricos. Iolanda Fresnillo era la encargada de hablarnos sobre la deuda y sus auditorias ciudadanas, es decir el no pago de una parte ya que una deuda que no ha sido creada por la sociedad no la debemos pagar, porque al final no es sólo una deuda lo que debemos pagar si no sus intereses, lo que acaba haciendo que todo el dinero que se cree en el país termine siendo para pagar algo que directamente influye en el bienestar de la sociedad, empeorándolo porque no queda suficiente capital financiero para invertir en la felicidad de los agentes privados, es decir, nosotros, los viandantes. Y Ricardo García como representante de Attac y Plataforma Justicia Fiscal hacía una síntesis de lo mencionado anteriormente y hablándonos de los «Panamá Papers» algo que para mí fue muy interesante porque creí que era un caso más de corrupción española, pero no era algo de ámbito internacional, donde los poderes altos pretenden hacerse más ricos acosta de los pobres, evadiendo sus obligaciones fiscales y empeorando la situación económica de no sólo un país, sino de todo aquello que trae a la cola. En definitiva el encuentro me ha servido para aumentar mi capacidad como futura economista en la búsqueda de una economía más justa, entender qué está ocurriendo a nivel políticoeconómico- social tanto en España como internacionalmente. Como queja sólo los tempos de intervención ya que se extendían más de lo marcado, pero en contraposición, era necesario para responder a todos aquellos que tenían cuestiones a debatir.
Mireia Aguilar Martínez 17/04/2016