31 octubre, 2016
Andalucia

Tratados de Libre Comercio.

 

Reseña de la Ponencia de Graciela Rodríguez (INSTITUTO EQUIT) por parte del grupo de voluntariado de Granada.

El pasado 20 de octubre tuvo lugar en el aula magna de la facultad de económicas de Granada una ponencia de Graciela Rodríguez. Graciela es una referencia en Brasil en el campo de la economía internacional. Viene del Instituto EQUIT, ONG brasileña especializada en temas de igualdad de género, economía y ciudadanía global. Nos habló sobre los tratados de libre comercio, cómo han afectado y afectarán otros tratados próximos en América Latina y también en Europa, y en concreto, su impacto en las mujeres. 

Cartel Graciela Rodríguez TLC

 

Lo primero que tenemos que tener en cuenta, nos decía Graciela, a la hora de valorar estos tipos de tratados tan inmensos de libre comercio es el contexto geopolítico. En los últimos años, podemos observar como la influencia de China como potencia en todo el mundo ha ido creciendo, y no sólo China sino que los llamados “BRICS” (Brasil, India, China y Sudáfrica) han salido reforzados de la crisis financiera de 2008 que tanto ha dañado a los países de occidente. Es por ello, que bajo este marco de pérdida de hegemonía en el mundo que ha tenido en concreto EEUU frente a estas nuevas potencias económicas, surge la necesidad de las élites por volver a ser las predominantes. No se tratan de Tratados de Libre Comercio normales. Como Graciela exponía. Ni son tratados libres ni es sólo de comercio, sino que va mucho más allá. Se está negociando el funcionamiento de nuestros actuales recortados servicios públicos, que aumentarían las privatizaciones de éstos o la flexibilidad mayor de nuestras condiciones laborales, o sobre la propiedad intelectual, la liberalización del flujo de capitales, etc. Además, en estos tratados se parte de una gran desigualdad de poder entre las partes negociadoras. Se fuerzan a acuerdos que sólo sean bilaterales con la intención de aprovechar el desequilibrio de poder. (Ej: TTIP; EEUU sólo con la UE. CETA: Canadá sólo con la UE) y evitar el sistema de “un país un voto” existente en los organismos en los que se negocian tratados multilaterales.

De esta manera, a la hora de homogeneizar regulaciones del comercio, caerán siempre de lado de las condiciones impuestas por EEUU en el caso del TTIP,  que por historia en el país, no cuenta con fuertes instituciones o grandes sindicatos históricos  al servicio de los ciudadanos que hayan peleado por unas condiciones laborales dignas. EEUU por ejemplo, no ha ratificado algunos de los convenios fundamentales de la OIT (Organización Internacional de Trabajadores) que en cambio sí se cumplen Europa. Esto por consecuencia, conllevaría un retroceso en los derechos sociales conquistados anteriormente. Buscando la seguridad jurídica de las inversiones por parte de las Empresas Transnacionales (ETs) , estos tratados ponen en juego la soberanía nacional de los respectivos países de la UE a la hora de legislar en interés de sus propios ciudadanos y no en interés de la ETs para su máximo beneficio. Es decir, se pretende igualar jurídicamente una gran empresa a un Estado soberano. De forma, que una empresa podrá reclamar unas condiciones para su comercio aunque éstas sean contrarias a las decisiones democráticas de un Estado.

TLC Graciela Rodríguez

 

Y ahí no acaba la cosa, enfatizaba Graciela. Si tras la firma de estos Tratados, el gobierno de un Estado crea leyes que entorpezcan la actividad de las ETs, estas empresas podrán demandar a los Estados en un tribunal supranacional independiente privado que obviamente estará financiado por las propias empresas. Es decir, si tras firmar el acuerdo un gobierno  crea una una ley nueva que prohíba a una Empresa Transnacional contaminar el río con los residuos de sus fábricas, la empresa podrá demandar a ese gobierno y tendrá que pagarle una elevada indemnización. Recordemos, que por el desequilibrio de poder de las partes negociadoras, teniendo en cuenta que se produciría un retroceso en los derechos sociales y laborales conseguidos (jornadas de 8h, derecho a sindicación, derecho a huelga, salario mínimo..etc) un gobierno futuro no podría desbaratar este Tratado y sus condiciones firmadas, y si lo intenta, sería llevado ante un tribunal supranacional independiente privado que obligaría a pagar indemnizaciones por entorpecer la actividad de las ETs.

 

Resulta curioso que en el desarrollo de estos Tratados de Libre Comercio, se está dejando fuera China. ¿Se busca ignorarla para ganarle terreno en el mundo? ¿O provocarla para que entre en estos tratados y acepte unas condiciones que realmente en el fondo le perjudican?

 

Está claro que por lo que se lee entre líneas sobre el resultado de estos Tratados que no son libres y van más allá del comercio, la firma de éstos traerá un grave perjuicio a la sociedad y a las democracias.

 

Finalizaba Graciela diciéndonos que la privatización de los servicios sociales por estos Tratados dejará más vulnerable a las mujeres de las familias de clases humildes. Deberá soportar una mayor carga de trabajo que por roles de género de una sociedad que se desarrolla bajo un marco patriarcal queda en tarea de las mujeres. Cuidados de niños y ancianos por ejemplo ante la desaparición de guarderías y residencias públicas. Ante la desaparición de derechos laborales conseguidas habrá una mayor precariedad  y mayor bajada de los salarios (actualmente existe una brecha salarial del 20% entre hombres y mujeres que se vería aumentada). Y no se podrán orquestar mecanismos legales que impidan estas desigualdades de género en materia económica.

 

Debemos estar preparados ante este tipo de Tratados planeados que aunque parezca que conseguimos frenarlos, están preparados para el largo plazo. Por lo que nunca hay que bajar la guardia.

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