El pasado jueves, 7 de mayo, celebramos un encuentro para mujeres emprendedoras dinamizado de la mano de Andere Nahia, una asociación de acompañamiento a mujeres emprendedoras que se construyó a partir de la importancia que le dan al apoyo mutuo, al colectivo y sobre todo al papel de la mujer. Son mujeres con experiencia en el ámbito del emprendimiento; todas tienen proyectos propios construidos. La actividad de Andere Nahia se centra en respaldar y acompañar a mujeres que desean crear su propio empleo abriendo una empresa o estableciendo una actividad independiente, ya que se puso como objetivo cubrir las lagunas con las que ellas mismas se encontraron al llevar a cabo su proyecto empresarial.
Y, de repente, llega el COVID-19 a nuestras vidas, junto al estado de alarma y una pandemia mundial que llega a cada esquina del planeta. Y, ¿ahora qué? ¿Cómo reaccionaron estas mujeres a esta situación tan impredecible? ¿Cómo pueden seguir ayudando al colectivo de mujeres emprendedoras? Aquí surge “Una mujer, una vida, una empresa y el COVID”. Es evidente que estamos a las puertas de algo nuevo, una época de reflexión y de cambios, por eso se han buscado soluciones extraordinarias a una situación extraordinaria.
La reacción de Andere Nahia fue rápida y eficaz dentro de las posibilidades que tenían. Esta organización ha utilizado varias herramientas para poder hacerle frente a esta situación de la mejor manera posible y, como bien se puede observar en el esquema de Andere Nahia, una de las claves es la solidaridad:
Estamos sufriendo un retroceso referido a los cuidados, se están dejando de lado proyectos de emprendimiento y el trabajo en general por parte de muchas mujeres. Por eso, desde Andere Nahia se han dado respuestas diferenciadas por sectores, se ha realizado una guía de ayudas por sectores, reuniones semanales, vídeos tutoriales y acompañamiento para acceder a las ayudas. Han seguido trabajando de manera online con las mujeres emprendedoras que lo han necesitado. La brecha digital, la cual incrementa la desigualdad, ha sido notoria en esta pandemia y no ha dificultado el llevar la ayuda a muchas usuarias. A su vez, las tecnologías han servido para encontrar y utilizar las herramientas que mejor se adaptan a cada caso.
Subrayan que han notado que la carga mental de las mujeres en esta crisis ha aumentado. Las mujeres dedican mucho más tiempo a las tareas domésticas que los hombres, además de seguir con su tele-trabajo o trabajo regular. Si el ser mujer en esta sociedad ya tiene una carga psicológica, en medio de una pandemia donde el confinamiento, l@s hij@s, las tareas de casa y las tareas profesionales se juntan con la falta de apoyo y ayudas para que la mente pueda descargarse, esta carga es aún mayor. Estas son algunas de la reflexiones sobre el tema de cuidados en estos tiempos:
- El incremento de la carga mental y no saber cómo hacer para trasladar esta carga mental de las mujeres a parejas, familiares…
- Desigualdad en los hogares: la carga de trabajo no se ha repartido de igual manera.
- Las mujeres se han seguido encargando de la mayoría de las tareas del hogar. Algunas de ellas han compartido herramientas para tomar medidas entorno a los cuidados como reuniones familiares para afrontar la situación, establecer horarios, negociar…
- Se han desarrollado iniciativas vecinales, “auzolana”, que han ayudado con los cuidados en muchas casas y han sacado a relucir la importancia de ayudar a quien más lo necesita.
- Más allá de un mejor reparto de horas, tiene que haber un cambio cultural para que las cosas cambien.
- No olvidar el tema de la violencia doméstica y el hecho de cómo un confinamiento incrementa dicha violencia.
A causa de la crisis, del retroceso en el ámbito doméstico y distribución u organización de las familias, las mujeres están dejando atrás sus proyectos y empleos. El empleo más precario es el que primero se elimina y dado que las mujeres ocupan los trabajos más precarios, ellas se quedan desempleadas y cuidando de la familia para que los hombres conserven en la medida de lo posible sus trabajos, lo cual es verdaderamente injusto para avanzar contra la discriminación de género.
Además, se comenta que los trabajos domésticos y de cuidados, principalmente (por no decir completamente) ocupados por mujeres, son trabajos irregulares y tienen una gran carencia. Lo que causa que muchas mujeres hayan quedado desempleadas por diferentes motivos y sin ninguna solución ni ayuda.
Cabe mencionar, que la palabra crisis en Griego es oportunidad, lo cual nos invita a aprovechar esta crisis dándole un enfoque más esperanzador. Contra la soledad en estas situaciones, es decir, contra el hecho de estar sin apoyo técnico ni emocional hay que recordar que todas estamos en el mismo barco y para ello el apoyo y la ayuda mutua son esenciales. Además, sin las mujeres esta crisis no se hubiera podido llevar adelante. Construyendo el futuro entre todas, siendo solidarias e inventivas, seremos dueñas de lo que va a pasar a partir de ahora.
La mayor conclusión extraída y la lección que todas nos llevamos a casa fue la siguiente:
Juntas, más fuertes