‘El ecofeminismo como alternativa de los territorios erosionados por el capitalismo’, por Saraí Pando

Hace unas semanas concluyeron las jornadas Otra Economía Está en Marcha, en Medialab-Prado, y aún retumban como eco las palabras de Yayo Herrero “Nos hemos vuelto una sociedad incapaz de reconocer la producción que nos acaricia de aquella que nos asesina, vemos de la misma forma la producción del maíz que de las bombas nucleares”. Me preguntaba si era simplemente por las palabras de Yayo –profundas sin duda- o que mi experiencia como mexicana que me hacía preguntarme sobre el capitalismo de la muerte, o como diría Sayak Valencia “El capitalismo Gore”, que ha azotado fuertemente nuestras sociedades en una necesidad imperante de hiperconsumo ¿pero qué pasa en las sociedades donde ese consumo desmedido se enfrenta a una ausencia de “riqueza” porque esta no está en manos de toda la población, sino que la distribución del 80 por ciento de la economía permanece blindada en el tres por ciento de la población? La realidad es que, en muchos países, la mercancía sigue siendo una forma de devenir y de articularnos en la sociedad. En el caso de México, el Neoliberalismo ha encontrado su fuente de producción en los cuerpos; se ha producido una hibridación entre la violencia y las demandas del consumo, generando un capitalismo que utiliza la violencia para alcanzar sus estándares de producción, y por ende genera consecuencias en la vida de quienes la conforman y en la construcción de su identidad.

La aparición de los grupos de narcotráfico, es sin duda un ejemplo de las consecuencias del neoliberalismo y el capitalismo violento que vive un contexto como el mexicano. Las demandas no pueden ser satisfechas porque el surgimiento de las necesidades rebasa las posibilidades de la mayoría de la población. La violencia se ha vuelto una “posibilidad” a la adquisición de la mercancía. Por lo tanto deberíamos empezar a preguntarnos si el problema del narco es sólo responsabilidad de las sociedades latinoamericanas o es el eco de la hiperproducción de las grandes empresas transnacionales norteamericanas y europeas.

Como ya decía Santiago Alba, en este contexto que nos azota fuertemente como sociedades, la corporalidad misma implica vulnerabilidad. El cuerpo se ha vuelto un medio de producción y distribución de la riqueza, el cuerpo para la producción, para la limpieza, para reproducirse y “dar a luz”, pero en contextos donde la violencia ha dejado pocas alternativas habría que preguntarnos ¿cómo entender que la “industria” del narcotráfico donde no sólo utiliza los cuerpos fértiles, sino también cuerpos sin vida son utilizados también como depositarios de mensajes de terror y amenaza, que a cambio otorga una posición hegemónica en las sociedades?

La pesadilla del hiperconsumo como la nombra Gilles Lipovetsky, ha venido a redefinir las formas de explotación y la esclavitud de las personas reflejándose en el aumento del tráfico humano como negocio, en el cual, el cuerpo de las mujeres se ha convertido en un medio de transacción económica, no sólo como medio de producción de trata, sino también en el cuerpo per se como símbolo de pago; de emitir un mensaje, de producir miedo y control.

En este sentido los cuerpos de las mujeres han sido azotados con fuerza por las consecuencias de la violencia de la hiperproducción capitalista. Donde los gobiernos no han sido capaces de garantizar los Derechos Humanos Básicos y la protección de la vida y la libertad. Sin embargo, y a pesar del panorama, las mujeres se encuentran haciendo frente y resistiendo, buscando incidir en todo los escenarios carcomidos por el capitalismo gore. Un ejemplo de ello ha sido la investigación y las acciones desde el eco feminismo que ha logrado crear nuevos flujos de conciencia buscando incidir en las sociedades desde el verde brillante de lo natural, y virar hacia otro rumbo más allá de lo monetario como lo único valioso; cosechando desde un territorio que parecía erosionado.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.